Tras el descenso unas cervecitas como no, en el bareto de un italiano afincado en los Alpes franceses y que parlaba un poco de español. Y para hacer honor a una zona normalmente nevada, una cervecita blanca, que por cierto, el vaso pesaba un quintal.
Después de un par de "cañitas" volvimos al camping para ducharnos y festejar la bajada...
.. y nos fuimos de cena. Una cena típica, es decir, founde de queso y cabernet sauvignon.
Como no, nos sacamos la foto pertinente con una de las camareras y el cocinero.
Con el cansancio del descenso, el estómago lleno de queso y pan junto con las dos botellas de vino, nos fuimos a dormir, pensando en el Aiguille du midi del día siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario